viernes, 21 de junio de 2013

Platón: biografía, temas contextuales y preguntas sobre las que hacer una comprensión del texto.

ü      1. Platón

Platón nació en el año 427 A.c. en Atenas, en una familia aristócrata, y vivió en su juventud los desastres de la guerra del Peloponeso. Su verdadero nombre era Aristocles, Platón era un apodo que significaba “ancho de espaldas”. Tal vez la inestabilidad política de su tiempo le empujó a querer actuar en la vida pública, pero su encuentro con Sócrates cambiaría sus proyectos. Conmovido por la muerte de Sócrates, Platón abandonó Atenas, realizando múltiples viajes aunque el más importante, quizás, fue a Sicilia, donde se relacionó con los pitagóricos.

De nuevo en Atenas, influido por la escuela pitagórica, compró un gimnasio en un terreno próximo a Atenas, donde hubo un santuario dedicado al héroe Academo. Allí, en lo que después habría de llamarse Academia, comenzó a reunirse con sus amigos y discípulos, siendo este el primer centro de formación política e intelectual de los jóvenes griegos, por lo que se podría considerar la primera universidad europea. Tal vez como fruto de estas enseñanzas, escribió en esa época algunos de sus diálogos más importantes.



Platón recibe influencias de filósofos como Heráclito, con el que comparte la idea de un mundo sensible; Pitágoras, quien también concebía las matemáticas y la geometría como un conocimiento libertador; las características del ser de Parménides, el Nous de Anaxágoras y sobre todo, la influencia de Sócrates, con quien compartió el rechazo a los sofistas y le enseñó el uso del diálogo para indagar en los problemas filosóficos partiendo de la ironía, además de la mayéutica.


Podemos decir que la influencia que ejerce en Aristóteles fue la más importante, el cual no aceptaba que las ideas estuvieran en un mundo separado, opina que las esencias están dentro de los seres sensibles. Coinciden en las características de la razón: divina e inmortal, y por último muestra una clara influencia platónica la importancia del conocimiento para la moral y la política. También ejerce influencia sobre el neoplatonismo, que coincide con Platón en la cesión del ser en dos esferas, la sensible y la suprasensible. Heredará una visión mística del platonismo y defenderá que en la jerarquía ontológica platónica en lo más alto está Dios, por encima y más allá del ser. Otra doctrina neoplatónica será el emanatismo, según el cual todo el Universo emana desde lo Uno (Dios). Otra influencia ejercida es la de San Agustín, que rechaza la idea de Platón de que el conocimiento venga del recuerdo, afirmando que proviene de la ilustración divina. Y por último, la influencia sobre el racionalismo cartesiano.

ü      1.1. La formación de la pólis griega.

Por lo que se refiere a la situación política, cabe afirmar que también en este ámbito los griegos gozaban de una situación privilegiada, ya que por primera vez en la historia lograron crear instituciones libres.

Durante los siglos VII y VI A.c. Grecia sufrió una transformación considerable desde el punto de vista socioeconómico. Antes era un país primordialmente agrícola, pero a partir de entonces comenzó a desarrollarse cada vez más la industria artesana y el comercio. Las ciudades se convirtieron en centros comerciales florecientes, lo cual provocó un notable aumento de la población. La nueva clase de comerciantes y de artesanos logró paulatinamente una considerable fuerza económica y se opuso a la concentración del poder político que se hallaba en manos de la nobleza terrateniente. En las luchas que emprendieron los griegos para transformar las viejas formas aristocráticas de gobierno en las nuevas formas republicanas “había que reavivar y aplicar todas las fuerzas; la vida pública abría el camino a la ciencia y el sentimiento de la joven libertad debía otorgar el carácter del pueblo griego un impulso del que la actividad científica no podría verse exenta”.

La filosofía nació en las colonias antes que en la metrópoli, esto sucedió así porque las colonias, gracias a su laboriosidad y a su actividad comercial, alcanzaron primero un bienestar y, debido a la lejanía de la metrópoli, pudieron establecer instituciones libres antes que esta. Las más favorables condiciones socio-político-económicas de las colonias fueron las que permitieron que la filosofía surgiese y floreciese en ellas. Luego, una vez que hubo pasado a la metrópoli, alcanzó sus cimas más altas en Atenas, esto es, en la ciudad en que floreció la mayor libertad de que hayan disfrutado los griegos. Por lo tanto la capital de la filosofía griega fue la capital de la libertad griega.

Al constituirse y consolidarse la polis, el griego, se vio llevado a tomarse esencialmente a sí mismo como ciudadano. Así, el Estado se convirtió en el horizonte ético del hombre griego y siguió siéndolo hasta la época helenística.

ü    1.2. Antecedentes presocráticos: Heráclito, Parménides y Anaxágoras.

Heráclito: Platón admitió como Heráclito que toda realidad está sometida a un incesante cambio, pero esta realidad será meramente apariencia, es el “mundo sensible”.

Pitágoras: Platón viajó a Sicilia con el fin de conocer las ideas pitagóricas, con las que coincidía en la importancia que otorgaban a las matemáticas y la geometría, concebidas como conocimiento libertador.

Según Pitágoras, el cuerpo es una cárcel para el alma, que anteriormente ha vivido fuera de él una vida incorpórea en un mundo superior. Pero el alma puede volver a ese mundo superior si se purifica mediante el conocimiento matemático y dialéctico durante la vida corpórea. Esta purificación es lo que se denomina catarsis.

Parménides: la influencia de Parménides se manifiesta en que Platón recoge la Vía de la Opinión o Doxa, como la vía de acceso al mundo sensible y la Vía de la Opinión o Episteme, como vía de acceso al mundo inteligible. Platón usa las mismas características del ser que Parménides para describir las ideas, a las que defina como únicas, eternas e inmutables.

Anaxágoras: su importancia radica en que introduce el Nous realidad transcendente separada de todas las cosa y causa eficiente del movimiento. Es el antecedente del Demiurgo platónico y tiene características similares, introduciendo un orden racional y una finalidad en su visión cosmológica.

ü      1.3. Os sofistas y Sócrates

Sócrates: es el autor más relevante para su pensamiento. Compartió con él su rechazo a los sofistas por su utilitarismo, su orientación de la educación hacia el éxito en la política y su actitud sensista, subjetivista y relativista.

También el método del diálogo para indagar en los problemas filosóficos está tomado directamente de Sócrates, que parte de la ironía, consistente en realizar preguntas al interlocutor para que reconozca su ignorancia, y de la mayéutica, que pretende extraer la verdad que está dentro de cada uno en forma de ideas innatas.

Los sofistas y Socrates coincidían en que la areté, ya no era el elemento clave de la filosofía, ahora, lo importante debido a la batalla bélica con los persas, era el objetivo de la organización de la polis.
Los sofistas, eran una especia de profesores ambulantes que recibían un salario a cambio de sus enseñanzas, sus aspectos más complejos estaban relacionados con la metodología de la enseñanza, como los siguientes:
-Consideraban que la formación del individuo lo abarcaba todo e integraba todos los conocimientos. Las enseñanzas trasmitidas tenían que ver con la astronomía, mitología, poesía, geografía, etc. Según los sofistas, todas estas formas de conocimiento debían articularse en un sistema enciclopédico, en el que no significaba tanto la cantidad de conocimientos que se adquirieran como la confluencia de esos saberes en una ciudad, creadora de una forma nueva de ser humano.
-Entendían el conocimiento como un proceso. Esto significa una oposición al saber dependiente de valores y estructuras firmes. Para ellos, en cambio, el acto de conocer es algo variable, conectado con el tiempo.
-Para ellos el conocimiento tiene carácter relativo. Los juicios con que se describe el mundo son formas históricas dependientes de quienes las formulan. El conocimiento está sustentado en la sensación y nunca se pueden tener sensaciones que permitan ser sintetizadas, verdaderamente, en juicios tan concretos.
-La validez el conocimiento era problemática para los sofistas, ya que hay que establecer quién proclama los criterios válidos del conocimiento, de qué orden son o con qué finalidad se establecen

Algunos contemporáneos y, sobre todo, algunos filósofos posteriores, como Platón y Aristóteles, encontraron en estos planteamientos una subversión de valores y una afirmación del escepticismo y la imposibilidad de conocer e investigar.

ü      1.4. La teoría platónica de las ideas

La palabra canon entendida como regla de proporciones ideales es un término que, desde los griegos, llega hasta nuestros días. En la búsqueda de ese canon, existía el deseo de un todo, una estructura superior bajo la que lo real se organizase. El artista que esculpía su escultura andaba tras esa perfección que, de alguna manera, parecía estar ya, en contornos todavía confusos, dentro de él mismo.

También la matemática griega estuvo dominada por la idea de la perfección. Así, el círculo era la línea más perfecta y alcanzaba su mayor pureza en las órbitas de las estrellas. La geometría, tan admirada por Platón, constituye un buen ejemplo para su teoría de las ideas. Efectivamente, los objetos geométricos son ideas.

ü      1.5. Mundo sensible y mundo inteligible

La existencia de un mundo en continuo movimiento y cambio, tal como había sido expresado por Heráclito, le planteaba ciertas dificultades a Platón. Lo que fluye apenas puede pensarse y no puede ser objeto de verdadera ciencia (episteme). Los sentidos nos entregan del mundo imágenes móviles o imágenes, aparentemente estáticas, pero que también cambian.

Frente al mundo sensible tiene que existir un universo ideal, independiente de las cosas reales, y objeto de mirada distinta de la de nuestros ojos. Este universo tiene carácter universal y en él están las ideas que son inmutables y eternas, la verdadera realidad que constituye el mundo sensible. Las ideas, son el fundamento y modelo del mundo real.

Dos mundos distintos: uno que cambia continuamente y que percibimos por los sentidos; otro que está libre de cambio. Este otro mundo inmutable, solo lo percibimos con el entendimiento.

Los objetos del mundo sensible participan de las ideas y, de esta forma tienen cierta realidad, aunque sea imperfecta y suponga un reflejo del mundo inteligible. Un mundo aparente y sometido al devenir, no es real porque es una sombra del inteligible.

Las ideas constituyen además el fondo de valores éticos, de conceptos estéticos, que se enraízan en la mente y en el lenguaje. Si hacemos frases es porque hay en nosotros un fondo “teórico” que nos permite saber qué queremos decir cuando empleamos semejantes expresiones.

El mundo de las ideas está jerarquizado: en su base se encuentran las ideas de los objetos y seres del mundo sensible, posteriormente los objetos matemáticos y, en su cúspide, las ideas éticas y estéticas, como las idas de belleza o de la justicia y, finalmente, la idea del Bien en sí. Esta idea es el fundamento de todo ser, es la idea iluminadora del hombre y su sentido.

ü      1.6. Grados del conocimiento

Hay 3 estadios en el proceso del conocimiento

a)      El mundo de lo que se ve, la sensación, a través de la cual se nos hace presente el mundo. Este primer nivel del conocimiento, por el que todo empieza, puede, por su misma simplicidad, ser engañoso.
b)      El horizonte de las ideas, el alma se hace forma de conocimiento que ya no es inmediata como la sensación. A penas se roza el mundo exterior aunque se refiere a él. Su territorio es la Doxa, las opiniones.
c)      La luz de la idea suprema: el Bien. Sólo en esa lucha por la verdad, a través de las opiniones, se puede alcanzar el conocimiento que se expresa en la ciencia. Este saber alcanza su momento esencial en el conocimiento de Bien.

Diferentes cambios para acceder al conocimiento del mundo inteligible según platón:

-A través de la dialéctica. Los dos mundos se dividen en diferentes grados de Ser que a su vez se corresponden con los grados de conocimiento.



Una vez el filósofo ha alcanzado el mundo de las ideas va ascendiendo hasta la idea suprema, la idea de Bien en sí.

-A través de la reminiscencia: el alma ha estado en el mundo de las idas y puede recordarlo, de ahí la famosa afirmación de que conocer es recordar; es la teoría denominada anámnesis. De ahí que, en el Menón, se realice un curioso experimento, demostrando que sin conocimientos previos y con hábiles preguntas, utilizando la mayéutica socrática, se pueden entender y describir complejos teoremas y extraer la verdad que estaba dormida en nuestro interior en forma de ideas innatas. Esto prueba la preexistencia, que antes de nuestra vida, en el tiempo concreto en el que nos ha tocado existir, hemos tenido otra vida, y en ella hemos adquirido noticia de lo que ahora, al recordar, sabemos. El alma es un recipiente de la memoria.


-A través del amor: por un lado el hombre asía encontrar el conocimiento y ascender desde las cosas múltiples hasta la idea de belleza de la que participan estos objetos. Por otro lado, el alma, al ser de la misma naturaleza de las ideas, siente un impulso amoroso y anhela volver al mundo inteligible al que pertenece. 


ü      1.7. La concepción política de Platón y 1.9. Vinculación del alma y la ciudad
 
Los temas centrales del empeño por mejorar, en una ciudad justa, a los ciudadanos que viven en ella se concentraron, sobre todo, en una serie de tesis que requieren algunas condiciones:

§         Tener una clara idea de justicia.
§         Superar la concepción tiránica de la política, en la que algunos ciudadanos imponen por la fuerza o por el engaño su particular egoísmo.
§         Educar a los ciudadanos y, sobre todo, a los políticos.
§         Esa educación llevará al poder a los ciudadanos más inteligentes y generosos.
§         El Estado es un reflejo del ciudadano. Cuando en el hombre cada función del alma actúa como le corresponde, reina en él la armonía y surge la justicia. De igual manera, cuando en la ciudad cada clase ejecuta la labor que le corresponde, se produce una armonía social que conduce a la justicia colectiva, objetivo del filósofo gobernante.

El Estado expresa en grande lo que el individuo en pequeño. Por eso, Platón mantiene en la organización del Estado la misma división que en el alma individual.

§         El nivel superior corresponde al lógos, a la racionalidad y la reflexión. A este nivel pertenecen los gobernantes que han sido elegidos entre los guardianes y que fundan su superioridad en el saber. La misión de estos gobernantes “filósofos” es legislar teniendo siempre presente la más rigurosa justicia, ya que es esta virtud la que hace posible todas las otras y la que sostiene el entramado del Estado, de la polis. El filósofo auténtico es el que ha alcanzado el mundo de las ideas, y, por lo tanto, el único capaz de implantar la justicia en la ciudad.
§         Otro nivel es el de los guardianes cuya misión es defender al Estado de los posibles ataques exteriores. Esta clase tampoco puede tener bienes materiales, y su entrega a la tarea común debe ser total. Platón da a las mujeres de esta clase los mismos derechos y la misma educación que a los hombres; Platón se opone, así, a las ideas tradicionales que discriminan a la mujer.
La parte del alma que corresponde a los guardianes es la irascible. Su virtud es el valor.
§         Por último, los campesinos, comerciantes y artesanos, casi exclusivamente ocupados en conseguir el sustento diario. Pero, al mismo tiempo, tienen la noble misión de mantener a las otras clases. Son, pues, fundamento económico de la polis. La función del alma que les caracteriza es la que tiene que ver con el ansia que acompaña a las más elementales necesidades del cuerpo y la vida. Su virtud es la templanza, que controla y equilibra esos impulsos.


LAS PARTES DEL ALMA Y SU RELACIÓN CON LA ÉTICA Y LA POLÍTICA
Partes del alma
Partes del cuerpo
Virtudes
Almas
Alma inteligible
(inmortal)
Cerebro
Prudencia
Gobernantes
Alma irascible
(mortal)
Pecho
Fortaleza
Guerreros
Alma concupiscible
(mortal)
Abdomen
Templanza
Artesanos/trabajadores

La relación entre los ciudadanos y el régimen bajo el que viven:

Aristocracia (saber): es el régimen más perfecto, ya que es la inteligencia, a través del monarca, la que gobierna. Esa inteligencia generosa es la que permite establecer el equilibrio entre las clases sociales. Es un gobierno basado en la capacidad. A partir de este régimen superior, los otros regímenes manifiestan una inevitable decadencia.

Timocracia (honor): gobierna el elemento pasional sobre el racional. Se ambicionan honores y riquezas. Predomina la clase militar y sus representantes oprimen a las clases inferiores, pero al igual que la aristocracia, acaba corrompiéndose.

Oligarquía (poder): es el gobierno en el que mandan los ricos y dada la insaciabilidad de los oligarcas, se crean dos tipos de ciudades, una de pobres y otra de ricos. Este sistema político busca en todo la ganancia y se olvida del único tesoro político: el de la educación y la solidariedad, por lo que acaba corrompiendo al régimen entero.

Democracia (elecciones): se realiza por elecciones, así se llena de libertad la ciudad y es posible escoger otras formas de vida. Será también el más bello de los sistemas, pero el ansia de libertad y el descuido de todo lo demás hacen cambiar este régimen político y lo va poniendo en manos de la tiranía.

Tiranía: el exceso de libertad parece, pues, que no termina en otra cosa sino en exceso de esclavitud, lo mismo para el individuo que para la polis. El pueblo acaba aceptando, por ello, al tirano que parece establecer un orden, aunque sea falso.

ü      1.8. Antropología platónica

Psique tiene como significado movimiento y principio originador, el alma, el principio de la vida del cuerpo y, siguiendo con una cierta concepción dualista, el elemento opuesto a la corporeidad.

La propiedad distintiva de que algo esté vivo es que se mueva a sí mismo. El alma se mueve por sí misma y transmite ese movimiento al cuerpo, que de otra manera sería inerte y carente de vida.

El ser  humano que vemos en este mundo es un compuesto de cuerpo y alma, pero tal unión es un mero accidente. En realidad, el alma es inmortal e inmaterial y ya existía antes de unirse al cuerpo, el ser humano “es su alma”. Este es el principio vital que mantiene al cuerpo vivo y en movimiento, pero su función más propia es el conocimiento. El alma tiende a ascender al mundo de las ideas o mundo inteligible.

El cuerpo es material y mortal: prisión para el alma que carga al hombre con necesidades y deseos materiales que lo alejan de aquel mundo celestial y lo arrastran al mundo confuso y penoso de lo terrenal.

El alma, ese motor que se mueve a sí mismo, está compuesta de tres fuerzas, tres partes que tienen a su vez diferentes funciones y se localizan en lugares específicos del cuerpo:

La parte racional nos diferencia de los animales y supone el elemento más elevado, se asemeja a lo divino y es inmortal. Se localiza en el cerebro y su misión es conducir a las otras dos partes del alma. Sus virtudes son la sabiduría y la prudencia. Esta parte del alma es la que entiende.
La parte irascible reside en el pecho y está emparentada con la moral, siendo fuente de pasiones nobles como la valentía. Su virtud es la fortaleza. Es el alma que quiere, la voluntad.
La parte concupiscible es la que tiene que ver con tendencias o deseos menos controlados que loa anteriores. Origina las bajas pasiones como son los apetitos sexuales o el deseo inmoderado de comer y beber. Su virtud debe ser la temperancia frente a los excesos a los que le empujan las pasiones despertadas por el cuerpo.


Racional

Irascible

Concupiscible
Ver los pros y los contras y escoger
Voluntad, lo que queremos frente a lo que hacemos
Los deseos
Prudencia
Valentía
Moderación
Cerebro
Pecho
Bajo vientre


Aristóteles: biografía, temas contextuales y preguntas sobre las que hacer una comprensión del texto.

ü      2. Aristóteles

El lugar donde Aristóteles trabajaba tenía el nombre de Liceo, un antiguo gimnasio dedicado a Apolo, en Atenas, y en cuyos jardines acostumbraba a pasear mientras “hacia” filosofía con sus discípulos y amigos. De ahí, el nombre de “peripatético” (de peripatein, pasear). Parte de los escritos que nos han quedado eran notas que Aristóteles tomaba y redactaba para esta enseñanza “dialogada”.

Aristóteles era un “meteco”, un ciudadano de origen griego, pero no ateniense, nacido el año 384 a.c. en Estagira. Era hijo de un médico al servicio del rey de macedonia, el abuelo de Alejandro. Cuando tenía diecisiete años fue enviado por su tutor a Atenas y permaneció en la Academia platónica. Cuando murió Platón, se marchó a Asia Menor.

En el año 342 a.c. aceptó una invitación de Filipo para ocuparse de la educación de su hijo adolescente, Alejandro. Junto a Teofrasto (quien continuará su obra), vuelve Aristóteles a Atenas, funda el Liceo y comienza a desarrollar una extraordinaria labor docente e investigadora. A la muerte de Alejandro huyó de Atenas “para que los atenienses no pecasen de nuevo contra la filosofía”. Se refugió en Calcis, y allí murió en el año 322 a.c.



La filosofía de Aristóteles se prolonga en su vigencia gracias a la obra del pensador del siglo XIII Santo Tomás de Aquino.

Son especialmente significativas las influencias que ejerce durante los quince siglos de cultura occidental que siguen a la muerta del filósofo estagirita en los campos de la biología, la cosmología y la física. Aunque para estas dos últimas disciplinas, la “revolución cosmológica” que tendrá lugar entre los siglos XV y XVI, capitaneada por personajes como Copérnico, Kepler y Galileo, supondrá una desautorización científica en toda regla del pensamiento aristotélico.

La teoría del conocimiento de Aristóteles según la cual el conocimiento comienza con los datos que obtenemos mediante nuestros sentidos tendrá gran influencia en el empirismo inglés de autores como John Locke o David Hume.

ü      2.1. Crítica de la doctrina platónica

Partiendo de lo sensible, Aristóteles critica las ideas platónicas. La principal objeción de Aristóteles se refiere a la separación que Platón pone entre las ideas y las cosas. Por eso busca un saber lo suficientemente universal y abstracto y que, al mismo tiempo, esté radicado en las cosas y parta de la experiencia de ellas. Una experiencia que acopla la mirada con el recuerdo, la sensación con la reflexión.

Aristóteles piensa que los conceptos universales han de tener un fundamento en lo real, ya que, cualquier conocimiento de lo universal ha de estar precedido de un conocimiento sensible y no “ideal”. No existe la idea que no haya ido levantándose sobre la realidad de la experiencia, esa mezcla de sensación y memoria.

Aristóteles afirmaba que la esencia (la forma) de un ser se encuentra en el interior de ese ser. La sustancia segunda está en la sustancia primera y solo es separable de esta por el entendimiento. Es una separación lógica, mental, pero no real. Si la esencia de algo existe separada de “ese algo”, entonces es, a su vez, sustancia, y si es sustancia necesita de una esencia, por lo que nos encontramos ante una cadena infinita de sustancias y esencias, lo que es un absurdo.

Intentar explicar el mundo sensible a través del mundo inteligible no tiene sentido ya que es problemática y, además, ahora hay que explicar dos mundos y así la dificultad se duplica.

Las ideas no explican ni el movimiento ni el origen del movimiento porque no son causas motrices ni eficientes.

ü      2.2. El proceso de abstracción frente al acceso dialéctico a las ideas de corte platónico

El conocimiento comienza con los sentidos, que son la facultad de recibir las formas sensibles sin la materia. La imagen particular de ese objeto queda retenida en la memoria. Después el entendimiento agente universaliza esa imagen, que influye sobre el entendimiento paciente, que genera el concepto universal. Posteriormente cuando se contempla un ser de la misma clase se reconoce porque se identifica con lo visto anteriormente.

Afirma Aristóteles que en todos los seres existe un principio de inteligibilidad, algo captable por la inteligencia, que es su forma o especie. La mente debe abstraer ese principio inteligible que se corresponde con su esencia y, por lo tanto, constituye su definición. Es un proceso inductivo y abstractivo que procede desde la experiencia de la sensación hasta la elaboración del concepto universal.

ü      2.3. El tránsito cara al mundo helenístico

Aristóteles, ejerce gran influencia sobre la época posterior a su muerte, llamada la época helenística. En esta época hubo una gran expansión cultural, un cierto cosmolitismo que consiste en vivir en un lugar  con diferentes culturas. Tuvieron gran importancia las matemáticas y las ciencias experimentales y como consecuencia un predominio de la escritura. Se establecieron algunas bibliotecas en algunos palacios de los monarcas helenísticos y también se establecieron centros de investigación que perfeccionan la idea de “comunidad científica”  impulsando así la formación de la biblioteca de Alejandría, que es ejemplo de la nueva concepción del saber y la investigación. Una característica esencial es la pérdida de significación de algunos de los conceptos centrales de la cultura griega anterior y desaparece el empeño por crear concepciones globales del mundo, surgen así nuevas filosofías de carácter práctico, además la tarea del filósofo va a ser distinta. Así pues, se ocuparán en empresas aparentemente más modestas.

ü      2.4. La teoría hylemórfica en el seno de la physis.

En su análisis de la realidad, Aristóteles descubre otra distinción. Hay algo de lo que están hechas las cosas, y una forma que, sin embargo, las distingue. No existe nunca una materia sin forma. El sujeto concreto, la sustancia, es un compuesto de materia y forma (hyle y morphe). La materia es el sustrato de la forma, lo que captamos por los sentidos. La forma constituye lo que cada cosa es.

Aristóteles profundiza en el carácter inseparable de la estructura materia-forma: si se produce una esfera de bronce, no se genera el bronce por un lado y la esfera por otro, sino que lo que se genera es una esfera de bronce. Un compuesto de materia y forma que recibe el nombre de la forma. Por eso predomina la forma sobre la materia, porque es su esencia y su naturaleza, es el principio del movimiento y la transforma en algo determinado.

La materia no existe como pura materia prima en el mundo real, aunque haya que intuir una primera materia indeterminada como fundamento último de todo ser y todo cambio.

ü      2.5. La kínesis  o cambio. Los principios del cambio y 2.6. La teoría causal

La “física” es el saber que pretende explicar el movimiento. Aristóteles define el movimiento como la actualización de lo que está en potencia en cuanto que está en potencia. Todo está en acto, pero simultáneamente tiene un número determinado de potenciales según su naturaleza; cuando estas se están realizando tiene lugar el movimiento y cuando han llegado a la realización plena (entelequia) el movimiento finaliza.

Cualquier sustancia inicia su movimiento porque transforma algo en ella.

Por eso los principios del cambio son tres:

§         La sustancia que va a cambiar.
§         La forma que va a adquirir.
§         La privación de la forma.

Cuando se produce un movimiento, hay una parte que cambia y otra que permanece; el cambio implica la adquisición de una forma que la sustancia no tiene previamente. Ejemplo: una persona morena, no puede ponerse morena.

Hay diversas formas de cambio. En general se puede agrupar en cambio sustancial y cambios accidentales. Aristóteles clasifica el cambio de cuatro maneras:

1.      Cambio sustancial: nace o desaparece una sustancia.
2.      Locativo: Un cambio de lugar en el espacio.
3.      Cualitativo: altera una cualidad por otra en la sustancia.
4.      Cuantitativo: aumentar o disminuir.

Aristóteles, después de explicar qué es el cambio, qué principios lo inician y que tipos hay, procede a explicar por qué hay cambios en la naturaleza. De aquí la teoría de las causas o, lo que es lo mismo, las diferentes explicaciones del movimiento.

Las cuatro causas son:

1.      Material: aquello de lo que algo se hace.
2.      Formal: determina la estructura de la materia.
3.      Eficiente: lo que origina el movimiento y que actúa de una manera causal en él, siendo el agente que lo origina.
4.      Final: la finalidad por la que algo se hace.

La causa más importante de los cambios en la naturaleza es la causa final. La “naturaleza no hace nada en vano”, aunque Aristóteles señala también el azar. Este carácter azaroso hace que la naturaleza no alcance en muchos momentos la finalidad que buscaba.

ü      2.7. Jerarquía de los seres y modos de ser

Aristóteles fue un gran teórico y la Metafísica, el conjunto de escritos donde desarrolla la ciencia del ser. En ellos se habla de los principios de la realidad sensible que, como la materia y la forma, parecen ser estructuras fundamentales de la realidad. Pero es el ser, la esencia, los modos de ser, lo que constituye el argumento central de la obra.

La metafísica se encarga del estudio del ser en cuanto ser y sus atributos esenciales. La metafísica es la “filosofía primera”, el análisis de lo que existe y cómo aparece ante mí.

Predicar algo del ser significa qué categoría se le puede atribuir. Parménides predicaba el ser de forma unívoca, “el Ser es y el no-Ser no es”. Platón lo predicaba de manera equívoca, el mundo sensible constituía un cierto tipo de ser sin existencia plena ya que dependía del mundo de las ideas. Para Aristóteles el ser se predicaba por analogía, existen muchos seres y todos ellos compartes su pertenencia al ser. El ser tiene muchas formas de manifestarse pero todas ellas hacen referencia a una forma primordial: la sustancia.

Un saber sobre la sustancia: el ser está allí donde se da una realidad determinada que captan los sentidos. Existe en sí mismo, individualmente. Las cualidades no son sustancias aunque acompañan y determinan a la sustancia. Son, pues, accidentes que solo se dan en algo que ya es sustancia.

Aristóteles establece, en las sustancias, una interesante distinción:

Sustancia primera: Es aquella que ni se dice de un sujeto ni está en un sujeto. La sustancia primera es el individuo concreto, el sujeto individual que posee accidentes, tiene género y pertenece a una especie determinada. Las sustancias individuales son sustancias por excelencia.

Sustancia segunda: “Se llaman sustancias segundas las especies a las que pertenecen las sustancias llamadas primeras, tanto esas especies como sus géneros.

Aristóteles afirmaba que, en sentido estricto, solo existe el individuo concreto, la sustancia primera que contiene la especie, sustancia segunda, el género y la naturaleza. Solo son separables por el entendimiento.

La sustancia segunda es la esencia del individuo, lo que cada cosa se dice que es por sí misma; su definición, lo que es algo por sí mismo.


ü      2.8. El motor inmóvil

Su teoría del movimiento lleva a Aristóteles a suponer la existencia de un motor inmóvil que mueve sin necesidad de pasar de potencia al acto y sin tener que estar supeditado al cambio, un acto puro.

Aristóteles parece aproximarse, en estos momentos, al platonismo. Las cosas y el mundo aspiran a una continua perfección, a pesar de todas las limitaciones, errores y entorpecimientos.

El motor inmóvil actúa como un horizonte de plenitud al que toda la naturaleza aspira. La teoría de deseo arraigada en la filosofía de Platón y Aristóteles presenta aquí uno de sus momentos supremos. Este motor que no necesita moverse, porque eso supondría que carece de algo hacia lo que se mueve, impulsa el movimiento del mundo “en cuanto que es amado”.

ü      2.9. La idea de ciudadano en Aristóteles y 2.11. La idea de polis y la condición de ciudadano

Las casualidades que Aristóteles estudia en la Ética encuentran su sentido en la Política, ya que es “la más fundamental de todas las ciencias, porque las contiene a todas”. Es fundamental, al ser el hombre, por naturaleza, un “animal político”, o sea, un ser que necesita convivir. Por consiguiente, la política sirve para construir lo mejor posible una vida humana, y esta vida en común surgió para suplir la soledad del hombre, su debilidad y su indefensión.

La ciudad, la polis, es el espacio adecuado en el que el hombre delibera y elige. Los impulsos que nos mueven en el mundo pueden ser “libres”. Esa posibilidad de elegir e inclinarnos deliberadamente al bien plantea la cuestión de que, tal vez, cada uno busca lo que le parece  bien.  Así, la voluntad se determina por bienes aparentes.

La ciudad es, por tanto, un lugar donde el hombre realiza, necesariamente, su vida; donde habla y se comunica. La esencia del hombre se alcanza en ese espacio de comunicación que es la ciudad. La convivencia no tiene lugar solo en un territorio físico, sino en un territorio ideal.

Como Platón, también hace Aristóteles un estudio de los regímenes políticos. Entre ellos destacan la aristocracia, la oligarquía, la democracia y la tiranía.

El mejor de los regímenes posibles consistirá en una mezcla donde se combine lo mejor de cada uno de ellos. Lo mejor de la democracia es la libertad; de la oligarquía la capacidad de crear riqueza; y de la aristocracia, su excelencia, capacidad y cualidades intelectuales, ya que aristocracia quiere decir “el poder y la fuerza de los hombres”.

Tres ideas fundamentales:

  1. La armonía, el bien común.
  2. La autarquía, hace referencia a la independencia y autoestima de la polis. Cuando la ciudad, e incluso el ciudadano, pierde esa independencia que permite vivir y pensar libremente comienza la destrucción. “Llamamos ciudadano al que tiene la posibilidad de participar en las deliberaciones, posee la capacidad para jugar, y, por consiguiente, llamamos ciudad a la unión de ciudadanos capaces también de vivir con autarquía”.
  3. La educación, creando mejores ciudadanos, tarea esencial del Estado. La idea de cultura moral como fundamento de la sociedad debe presidir la educación, la cual facilite el desarrollo de lo natural (physis), cuide de la estructura moral y los verdaderos valores de los jóvenes, y ha de fomentar su inteligencia y capacidad de pensar. Toda ciudad tiene un solo fin, la educación ha de ser una y la misma para todos los ciudadanos, y que el cuidado de ella debe ser cosa de la comunidad y no privada, como lo es en estos tiempo, en que cada uno se cuidado de ella debe ser cosa de la comunidad y no privada, como lo es en estos tiempos, en que cada uno se cuida privadamente de sus propios hijos y les da la instrucción particular que le parece.

ü      2.10. La ética aristotélica: ethos y praxis, el concepto de areté

La felicidad la elegimos por ella misma y nunca por otra cosa. Por otro lado hay tres tipos de bienes: los exteriores, los del cuerpo y los del alma, estos últimos son los más importantes, son los bienes por excelencia.

Aristóteles explica que la felicidad consiste en el ejercicio de la actividad propia del hombre y esta no es ni la vegetativa (propia de las plantas) ni la meramente sensible (que nos igualaría a los animales), sino la intelectual. Por lo tanto el Bien supremo del hombre, su felicidad, se encuentra en la actividad intelectual.
La ética es, por tanto, un saber práctico.

La palabra areté, virtud, significa un modo de ser. Definimos algo como virtuoso porque realiza bien la función que le corresponde.

En cuanto al hombre, podríamos traducir areté como excelencia humana: lo que nos hace mejores en cualquier sentido. La areté o excelencia del hombre es un hábito por el cual el hombre se hace bueno y realiza bien su función propia.

Esta dependencia de la excelencia o virtud de la racionalidad hace que Aristóteles defina la areté como “un modo de ser selectivo, siendo un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquello por lo que decidirá el hombre prudente. Es un medio entre dos vicios, uno por exceso y otros por defecto, variando según la persona. Una vez escogido correctamente el término medio, que es la virtud, se convierte en un extremo en sí mismo porque es lo mejor. En cuanto a las malas acciones no hay un término medio porque es un extremo.

La areté es un hábito, algo que se tiene, que se incorpora a nuestro propio ser.

Sobre todas estas virtudes o excelencias, destaca la justicia. Su fuerza sobre las demás consiste en su perfección, porque quien es justo se proyecta más hacia el otro que hace el mismo. Este planteamiento muestra el sentido de solidariedad, que corresponde esencialmente a la vida humana.

Y esta perfección quiere decir que aquello que sirve para proteger al conjunto de los individuos es más importante que lo que protege a uno de ellos. Por eso la injusticia es el mayor de los males, al desgarrar el tejido social.

Las virtudes dianoéticas se desarrollan en el mundo intelectual y manifiestan la vertiente factorial del ser humano. Su objetivo son, en principio, las cosas necesarias, o sea, aquello que no puede ser de otra manera. Aristóteles distingue tres tipos según las funciones de la inteligencia: la función contemplativa, la función práctica y la función productiva.

La función productiva desarrolla la posibilidad de crear objetos; la prudencia, la posibilidad de idear objetos, de reflexionar sobre el bien y el mal en función de determinados comportamientos. La función práctica hace referencia a lo contingente y cambiante de la vida; la prudencia ayuda a saber elegir bien nuestros actos para dirigir correctamente nuestra vida. Utilizando la prudencia aclaramos el término medio de la acción deliberando acerca de lo que es bueno y malo.

La unión de la ciencia (episteme) y la inteligencia (nous) es la sabiduría (sophía). En estas virtudes intelectivas el alma alcanza su perfección. La sabiduría se ocupa de la contemplación de las verdades inmutables, que están por encima del hombre, por ejemplo del estudio de la metafísica.




Descartes, Locke y Hume: biografía, temas contextuales y preguntas sobre las que hacer una comprensión del texto.

ü      3. Descartes, Locke y Hume y sus influencias. 

René Descartes

René Descartes, un filósofo nacido en Turena (1596-1659) fue enviado a uno de los colegios jesuitas más famosos de Europa (La Fléche) en donde los estudios que realizó le dejaron profundamente insatisfecho. Aunque reconoce que tiene el mérito de agilizar el ingenio y el intelecto, “no  nos enseñan a descubrir la verdad”

En 1618 se alista en el ejército y el mismo año trabó amistad con el matemático Beckman, que le animó a estudiar física. Un año más tarde, Descartes tiene tres sueños a través de los cuales descubre “los fundamentos de una ciencia admirable” que será el punto de arranque de su nuevo método. Poco después comienza un período de viajes que le conducirán, entre otros lugares, a Italia, pero no conseguirá conocer a Galileo, cuyas ideas compartía.

En 1628 se establece en Holanda, donde permanece 20 años. En este periodo escribió y publicó sus obras más importantes.



En Descartes influyeron los filósofos Platón y San Agustín, todos ellos amantes de las matemáticas, además de la influencia que ejerció sobre él sus estudios realizados en el colegio la Fléche.

A su vez, Descartes, ejerce una gran influencia sobre la filosofía posterior ya que es considerado el padre de la filosofía moderna. Algunos de estos filósofos sobre los que ejerce su influencia son, de una forma indirecta, Hume, ya que este también estudió en La Fléche donde se estudiaba el método cartesiano, y de forma directa sobre los filósofos Leibniz, Kant, Hegel y Spinoza.


John Locke

Filósofo inglés (1632-1704). Militó en el partido liberal y su oposición al absolutismo de los Estuardo le obligó a exiliarse en Francia y en los Países Bajos. Regresó a Inglaterra en 1689 al producirse el triunfo de Guillermo de Orange como resultado del éxito de la “revolución gloriosa” de 1688 denominada así por su carácter incruento que tuvo como resultado final la instauración de un régimen monárquico constitucional.

Construyó una moral caracterizada por su tolerancia y desarrolló unas ideas políticas en cuyo centro se encuentra el individuo cuyas libertades de expresión, de reunión, de movimiento y sobre todo económicas, definen un derecho sagrado y natural otorgando al Estado únicamente la función de servirle y velar por su bienestar.

Su pensamiento político sentó las bases del liberalismo moderado.



Locke recibe influencias de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, pero sobretodo de Descartes, ya que a través de la lectura de su filosofía despierta su interés por esta, aunque su pensamiento se aporta del racionalismo cartesiano para dar lugar a una nueva teoría filosófica, el empirismo. También podríamos decir que el físico Robert Boyle, además de la influencia que ejerce sobre Newton, ejerció una notable influencia sobre Locke.

Su influencia recaerá posteriormente en prácticamente todo el empirismo posterior y su influencia en la  filosofía moderna puede ser considerada como muy importante.

David Hume

Nació en Edimburgo (1711-1776) y su familia pertenecía a la pequeña nobleza. Su padre quería que se dedicase a la abogacía pero Hume prefería la literatura y la filosofía y, con 18 años, se marchó a Francia a estudiar en el colegio jesuita La Fléche, donde había sido alumno de Descartes y que se había convertido en un centro de estudios cartesianos. Allí, experimentará una poderosa intuición que revelará a su mente una nueva visión filosófica, una nueva ciencia de la naturaleza humana. A raíz de esta experiencia comenzará a escribir el tratado de la naturaleza humana, donde se propone crear un nuevo sistema de las ciencias.

Fue rechazado dos veces por la Universidad de Edimburgo, debido a las ideas escépticas  y ateas experimentadas en el tratado. Decidió dedicarse a la política y formó parte de diversas empresas diplomáticas.



Hume recibe la influencia de Aristóteles y comparte el pensamiento de Locke, pero rechaza el término “ideas” para referirse a todo lo que conocemos. También recibe influencias de otros empiristas como Berkeley, y de algunos ilustrados, como Voltaire y Rosseau. Sobre Hume también deje huella Newton, que se considera a sí mismo como “el Newton del orden moral”. 


La influencia que ejerce en la filosofía occidental fue muy importante. Un ejemplo es Kant, quien afirmó que Hume lo había despertado de su “sueño dogmático”. Otros filósofos posteriores sobre los que ejercicio influencia son Marx y Nietzsche. 

ü      3. 1. Renacimiento y reforma.

El renacimiento es una época de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna. Algunos historiadores acostumbran a fijar su comienzo en 1453, cuando Constantinopla es conquistada por los turcos; otros en 1492, cuando los españoles descubren América.

Las innovaciones tecnológicas desempeñaron un papel esencial en esta transición histórica. En particular cuatro de ellas, todas con precedentes orientales: el compás magnético, la pólvora, el reloj mecánico y la imprenta, que produce un fabuloso aumento del conocimiento, poniendo las obras de los clásicos a disposición de un público más amplio. De este modo, se produce una secularización de la cultura, que abandona progresivamente el latín, la lengua de la iglesia, para transmitirse en libros que utilizan las lenguas propias de cada país.

Además, el desarrollo económico favorece la consolidación de la burguesía, que había aparecido ya en el siglo XII, pero ahora, en los siglos XV y XVI, aumenta su capacidad financiera hasta convertirse en la propietaria de los negocios bancarios que financian las aventuras militares de las grandes monarquías europeas. Este nuevo panorama económico desencadenará un cambio en la distribución social del poder político que dará lugar a la aparición de los parlamentos como institución encargada de exigir cuentas al monarca.

El Renacimiento se presenta a sí mismo como la superación de la Edad Media que, consecuentemente, será condenada como una época oscura y negativa. El término humanista aplicado al Renacimiento, designa a toda persona que se dedica a las disciplinas de Trivium: gramática, dialéctica y retórica. La Edad Media se basaba en una visión teocéntrica de la realidad. A partir del Renacimiento antropocéntrica en la que el ser humano se entiende a sí mismo como responsable de su propio destino, sobre todo frente a la iglesia y la tradición.

Aparición de nuevas formas de interpretar el cristianismo. Verdadero sentido de las sagradas escrituras por la traducción a las distintas lenguas vernáculas para facilitar la comprensión del texto sagrado.

Se separan los poderes eclesiástico y civil y se crean los Estados nacionales que afirman que su autoridad no procede del papa. Se produce de este modo la aparición de una pluralidad de cristianismos y la formación de iglesias nacionales de acuerdo con la religión del rey, la religión de todo el estado.

La reforma protestante fue iniciada el año 1517 por Martín Lutero en Alemania. La versión calvinista del protestantismo pos Suiza, Francia y los Países Bajos. El anglicanismo será la iglesia de Inglaterra, en ella la máxima autoridad política y religiosa corresponden al rey.

Como respuesta a la Reforma, la iglesia católica emprendió una vuelta a las fuentes de su propia tradición, subrayando el papel dominante del clero y la jerarquía eclesiástica para obtener la correcta interpretación de las Escrituras. Este proceso de contrarreforma tendrá especial importancia en España, Portugal e Italia.


ü      3.2. La relación del empirismo y el racionalismo con la revolución científica.

Después de los descubrimientos científicos y geográficos del renacimiento, la concepción medieval del mundo se derrumbó. Sobre sus escombros se construyeron dos visiones, que pueden parecer opuestas, pero que resultaros complementarias para la transformación cultural que supuso la revolución científica de los siglos XVI y XVII: el racionalismo y el empirismo.

Los primeros trataron de basar la filosofía en la razón y estaban vinculados a las ciencias formales; los segundos en la experiencia y estaban vinculados a las ciencias empíricas. Es claro que los primeros se tenían que valer en primer lugar de la razón y los segundos de la experiencia, pero una no excluye a la otra, de hecho se necesitan mutuamente.

La revolución científica comenzó en el siglo XVI con la introducción del heliocentrismo como explicación astronómica. Esta teoría deslegitimó por completo el modelo aristotélico-medieval del universo y puso de manifiesto el hecho de que, si bien los sentido “observan” determinados fenómenos, es la razón la que aporta la explicación última del fenómeno en cuestión, Así, el movimiento del Sol en torno a la Tierra que aparentemente observamos, se explica, sin embargo, mediante un modelo planetario heliocéntrico.

Como consecuencia, en los siglos XVI y XVII la ciencia y especialmente la filosofía, se planteó un problema en torno al origen y valor del conocimiento en general y en torno a la correcta interpretación del método científico de investigación de la realidad en particular. Además, en estos siglos se produjo en la ciencia un enorme avance, que culminó en el siglo XVII con dos importantes consecuencias:

a)      El cálculo infinitesimal. Obra del gran matemático y filósofo racionalista Leibniz y del físico Isaac Newton. Ambos científicos llegaron al mismo descubrimiento y durante su vida se disputaron la paternidad del hallazgo.
b)      La geometría de René Descartes

Tanto el cálculo infinitesimal como la geometría constituyeron enormes avances para la matemática, que se aplicó como herramienta básica para el desarrollo de las otras ciencias. Así, la matemática se convirtió en ciencia modelo respecto de las demás por las garantías de exactitud y rigor que proporcionada.

Los defensores del racionalismo: Descartes, Spinoza y Leibniz. Se denomina racionalismo a la postura filosófica que mantiene que la razón humana como el único origen de nuestros conocimientos válidos;  el racionalismo, en principio, no acepta el conocimiento sensible, es decir, el adquirido por la experiencia, como científicamente válido.

Descartes se planteó el problema del conocimiento en la filosofía, tomando como modelo a imitar las matemáticas, que tan buenos resultados habían aportado a las ciencias.

Una de las ciencias que más avanzó y se desarrolló durante la revolución científica fue la mecánica, una parte de la física que estudia el movimiento. El científico inglés Isaac Newton fue quien dio el gran impulso a esta ciencia, enunciando las tres leyes de la mecánica que explican el movimiento de los cuerpos. Sin embargo, no pude decirse que la mecánica sea precisamente una ciencia enteramente racional, a pesar de que recurra al auxilio de las matemáticas. Las nociones en las que se funda la mecánica están recogidas directamente del conocimiento sensible y experimental; no puede, por lo tanto, negarse este tipo de conocimiento como un conocimiento válido para la ciencia, como pretendía el racionalismo.

Así, en los siglos XVII y XVIII hubo también toda una corriente de pensamiento denominada empirismo que define como único conocimiento válido aquel que alcanzan y se origina en los sentidos, ya que, según autores británicos como Locke y Hume, cualquier idea de carácter racional que nos formemos, si se analiza con detenimiento, nos muestra que, o bien procede de la experiencia, o bien de otras ideas que, a su vez tienen su origen en la experiencia. Por lo tanto, en última instancia, es la experiencia, esto es, el conocimiento sensible, y no la razón, la fuente de nuestros conocimientos.

ü      3.3. La duda metódica

Descartes, que admiraba las matemáticas, adquirió pronto el convencimiento de que todo conocimiento debía regirse por el procedimiento de las matemáticas. A partir de eso intenta encontrar un principio absolutamente garantizado e inmune a toda duda que sería el punto de partida en la edificación ordenada y metódica del saber, de acuerdo con unas reglas sencillas.

Este es el origen del método cartesiano, que consiste en unas reglas ciertas y fáciles gracias a las cuales nadie pudiera poner en duda lo verdadero.

En el discurso del método expone este método, que consta de cuatro reglas:

-Regla de la evidencia: solo será verdadero aquello que la mente tenga como evidente con claridad y distinción.
-Regla del análisis: al encontrarnos con algo complejo hay que dividirlo en la mayor cantidad de partes simples.
-Regla de la síntesis: recomponer por medio de la síntesis.
-Regla de la enumeración: revisar todo el proceso

El objetivo es, por tanto, un saber seguro y cierto construido por nuestra razón en el que podamos confiar más allá de toda duda.

En la búsqueda de esta verdad, Descartes utilizará la duda metódica, un método de acercamiento a la verdad. El objetivo de la duda es “rechazar como absolutamente falso todo aquello en lo que pudiera imaginar la más pequeña duda, para ver si después de esto quedaba algo entre mis creencias que fuese enteramente indubitable”.

En primer lugar, Descartes encuentra los sentidos que nos engañan y que, por tanto, no se puede confiar en ellos como fuente del conocimiento seguro y objetivo. Posteriormente, la realidad extramental, es decir, los sueños, que al estar en ellos no podemos diferenciar lo real de lo que no es real, por lo que podríamos estar sometidos a un continuo sueño que no nos dejara diferenciarla. Descartes encuentra un resto indubitable, algo de lo que no puede dudar. No puede eliminar la duda ni el acto de dudar el pensamiento. De aquí concluye Descartes su famosa afirmación “pienso luego existo”

También divide en tres las ideas: las adventicias que parecen provenir de la realidad exterior, las ficticias, que es una mezcla entre adventicias e innatas, y las innatas en las cuales aparecen Dios y las matemáticas. Descartes duda de estas matemáticas ya que, cuando nosotros pensamos “2+2=4” podría ser porque alguien de un intelecto superior, el genio maligo, mete en mi cabeza esa conclusión, pudiendo ser errónea.

Pero, si toda persona, creyente o no, define Dios como un ser perfecto y bondadoso, asumiendo esta perfección su existencia, no pude dejar que haya un genio maligno debido a su bondad, con lo cual, el genio maligno no existe. Si no existe el genio maligno, las matemáticas son verdaderas y también exactas, por lo que se convierten en base del conocimiento.


ü      3.4. Fenomenalismo y causalidad en Hume.

Según Hume, la metafísica se ocupa de cuestiones abstrusas, oscuras y complejas que nos conducen a la supresión, a una serie de ideas que, aunque aparentan ser racionales, no tienen un fundamento cognoscitivo válido en el que sustentarse.

Para Hume estas cuestiones abstrusas se corresponden con las ideas analizadas tradicionalmente por los filósofos racionalistas.

         La idea de causalidad afirma que la relación causa-efecto se puede conocer a priori porque existe una conexión necesaria entre ambos elementos.
         La idea de sustancia es innata para racionalistas, es intuitiva y evidente, pero no hallemos la impresión correspondiente a esta idea porque no existe nada que permanezca inalterable en el mundo exterior que captamos por los sentidos. Esta a su vez se divide en:
-       La idea del mundo que contiene los elementos externos a mi mente y solo es demostrable por la intervención de Dios.
-       La idea del yo o mente, como sustancia pensante en la que sustentan todos nuestros pensamiento
-       La idea de Dios, como idea innata que solo puede tener su origen en algo infinito.

La conexión causa-efecto es el fundamento de la ciencia y de todo nuestro conocimiento cotidiano. Siempre que se produzca una causa A se seguirá el efecto B; este proceso cognitivo tiene el problema de que acabamos asumiendo que existe una conexión necesaria (a priori) entre la causa y el efecto que nos lleva a suponer que el futuro será igual que el pasado.

Para Hume la idea de conexión necesaria entre causa y efecto es “oscura e incierta” pues no cumple el criterio fundamental para considerar verdadera: el tener una impresión que se corresponda con ella.

Surge la idea de de conexión necesaria entre dos fenómenos:


  1. Encontramos A y B como casos distintos, como fenómenos sucesivos en el tiempo.
  2. Además, vemos que A (causa) es anterior a B (efecto).
  3. También observamos que A y B aparecen unidos espacialmente.
  4. Finalmente, vemos que cuando sucede A ocurre también B.

Las consecuencias de esta crítica son fundamentales en el ámbito científico. La filosofía de Hume supone una profunda ruptura con el ideal griego que consideraba que la ciencia tenía un carácter universal y necesario. El hecho de que la conexión necesario causa-efecto sea producto de un hábito nos conduce al escepticismo y al relativismo. Ahora la necesidad y la universalidad se reducirán al ámbito de las ciencias formales, matemáticas y lógica, que se basan en las relaciones de ideas.

Este cambio conceptual será clave para el progreso de la ciencia. Esta no puede pretender tener un carácter invariable, sino probable; debe investigar incansablemente y ser sometida a la revisión. La ciencia se mueve en el marco de la creencia. A través de inferencias inductivas suponemos que un objeto que siempre ha precedido a otro, en circunstancias similares, producirá efectos similares. La ciencia puede justificar expectativas que se produzcan de experiencias bien fundadas; de aquí se concluye que las ciencias de la naturaleza (como la física) solo pueden formular leyes probables, pero nunca necesarias.



ü      3.5. La idea del “estado de naturaleza” como fundamento ideológico del nuevo estado burgués: la teoría del contrato social en Locke

En el contrato social de Hobbes, Thomas Hobbes, fundamentó el establecimiento libre entre los hombres, dotados por naturaleza de un poder libre y absoluto para preservar la propia vida, de un pacto o contrato social. Ante las dificultades para la conservación de la propia vida como consecuencia de la realidad de las relaciones recíprocas en el estado de naturaleza, marcadas por el ejército de la fuerza, por “la guerra de todos contra todos”, la ley natural lleva a buscar la paz y a garantizar la seguridad mediante el pacto o contrato de cada individuo con todos los demás que establece la autoridad común, la renuncia de todos a todo y la cesión de los propios derechos a favor de un tercero.

El pacto es definitivo e irrevocable e implica la cesión del propio poder al soberano, el cual pasa a ostentar el poder absoluto en todo lo relativo a la garantía de la paz y defensa común.

Tras la revolución gloriosa que ponía fin a la monarquía de los Estuardo, Locke publicó dos tratados sobe el gobierno en el que critica la teoría absolutista del derecho divino del monarca y formula su propia visión reformada, frete a Hobbes, de la teoría del estado de naturaleza del contrato o pacto social, de los derechos de Estado y de los ciudadanos.

Es la perspectiva liberal, frente al absolutismo hobbesiano.

El estado de naturaleza no posee, según Locke, los tonos sombríos y de guerra permanente entre los hombres que suponía Hobbes. El hombre es un animal social naturalmente y la razón enseña a los hombres que son todos iguales y libres por naturaleza, de suerte que nadie puede dañar a otro en su via, liberta o propiedad.

Nadie puede hacer de un semejante un medio e instrumento para sus propios fines. Bajo la enseñanza de la razón natural el estado de naturaleza originario no es un estado de guerra; pero la razón persuade a los hombres de que sus derechos naturales pueden quedar mejor salvamentados mediante el establecimiento, por contrato social entre todo, de la sociedad civil o comunidad política y de la autoridad del Estado.