viernes, 21 de junio de 2013

Descartes, Locke y Hume: biografía, temas contextuales y preguntas sobre las que hacer una comprensión del texto.

ü      3. Descartes, Locke y Hume y sus influencias. 

René Descartes

René Descartes, un filósofo nacido en Turena (1596-1659) fue enviado a uno de los colegios jesuitas más famosos de Europa (La Fléche) en donde los estudios que realizó le dejaron profundamente insatisfecho. Aunque reconoce que tiene el mérito de agilizar el ingenio y el intelecto, “no  nos enseñan a descubrir la verdad”

En 1618 se alista en el ejército y el mismo año trabó amistad con el matemático Beckman, que le animó a estudiar física. Un año más tarde, Descartes tiene tres sueños a través de los cuales descubre “los fundamentos de una ciencia admirable” que será el punto de arranque de su nuevo método. Poco después comienza un período de viajes que le conducirán, entre otros lugares, a Italia, pero no conseguirá conocer a Galileo, cuyas ideas compartía.

En 1628 se establece en Holanda, donde permanece 20 años. En este periodo escribió y publicó sus obras más importantes.



En Descartes influyeron los filósofos Platón y San Agustín, todos ellos amantes de las matemáticas, además de la influencia que ejerció sobre él sus estudios realizados en el colegio la Fléche.

A su vez, Descartes, ejerce una gran influencia sobre la filosofía posterior ya que es considerado el padre de la filosofía moderna. Algunos de estos filósofos sobre los que ejerce su influencia son, de una forma indirecta, Hume, ya que este también estudió en La Fléche donde se estudiaba el método cartesiano, y de forma directa sobre los filósofos Leibniz, Kant, Hegel y Spinoza.


John Locke

Filósofo inglés (1632-1704). Militó en el partido liberal y su oposición al absolutismo de los Estuardo le obligó a exiliarse en Francia y en los Países Bajos. Regresó a Inglaterra en 1689 al producirse el triunfo de Guillermo de Orange como resultado del éxito de la “revolución gloriosa” de 1688 denominada así por su carácter incruento que tuvo como resultado final la instauración de un régimen monárquico constitucional.

Construyó una moral caracterizada por su tolerancia y desarrolló unas ideas políticas en cuyo centro se encuentra el individuo cuyas libertades de expresión, de reunión, de movimiento y sobre todo económicas, definen un derecho sagrado y natural otorgando al Estado únicamente la función de servirle y velar por su bienestar.

Su pensamiento político sentó las bases del liberalismo moderado.



Locke recibe influencias de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, pero sobretodo de Descartes, ya que a través de la lectura de su filosofía despierta su interés por esta, aunque su pensamiento se aporta del racionalismo cartesiano para dar lugar a una nueva teoría filosófica, el empirismo. También podríamos decir que el físico Robert Boyle, además de la influencia que ejerce sobre Newton, ejerció una notable influencia sobre Locke.

Su influencia recaerá posteriormente en prácticamente todo el empirismo posterior y su influencia en la  filosofía moderna puede ser considerada como muy importante.

David Hume

Nació en Edimburgo (1711-1776) y su familia pertenecía a la pequeña nobleza. Su padre quería que se dedicase a la abogacía pero Hume prefería la literatura y la filosofía y, con 18 años, se marchó a Francia a estudiar en el colegio jesuita La Fléche, donde había sido alumno de Descartes y que se había convertido en un centro de estudios cartesianos. Allí, experimentará una poderosa intuición que revelará a su mente una nueva visión filosófica, una nueva ciencia de la naturaleza humana. A raíz de esta experiencia comenzará a escribir el tratado de la naturaleza humana, donde se propone crear un nuevo sistema de las ciencias.

Fue rechazado dos veces por la Universidad de Edimburgo, debido a las ideas escépticas  y ateas experimentadas en el tratado. Decidió dedicarse a la política y formó parte de diversas empresas diplomáticas.



Hume recibe la influencia de Aristóteles y comparte el pensamiento de Locke, pero rechaza el término “ideas” para referirse a todo lo que conocemos. También recibe influencias de otros empiristas como Berkeley, y de algunos ilustrados, como Voltaire y Rosseau. Sobre Hume también deje huella Newton, que se considera a sí mismo como “el Newton del orden moral”. 


La influencia que ejerce en la filosofía occidental fue muy importante. Un ejemplo es Kant, quien afirmó que Hume lo había despertado de su “sueño dogmático”. Otros filósofos posteriores sobre los que ejercicio influencia son Marx y Nietzsche. 

ü      3. 1. Renacimiento y reforma.

El renacimiento es una época de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna. Algunos historiadores acostumbran a fijar su comienzo en 1453, cuando Constantinopla es conquistada por los turcos; otros en 1492, cuando los españoles descubren América.

Las innovaciones tecnológicas desempeñaron un papel esencial en esta transición histórica. En particular cuatro de ellas, todas con precedentes orientales: el compás magnético, la pólvora, el reloj mecánico y la imprenta, que produce un fabuloso aumento del conocimiento, poniendo las obras de los clásicos a disposición de un público más amplio. De este modo, se produce una secularización de la cultura, que abandona progresivamente el latín, la lengua de la iglesia, para transmitirse en libros que utilizan las lenguas propias de cada país.

Además, el desarrollo económico favorece la consolidación de la burguesía, que había aparecido ya en el siglo XII, pero ahora, en los siglos XV y XVI, aumenta su capacidad financiera hasta convertirse en la propietaria de los negocios bancarios que financian las aventuras militares de las grandes monarquías europeas. Este nuevo panorama económico desencadenará un cambio en la distribución social del poder político que dará lugar a la aparición de los parlamentos como institución encargada de exigir cuentas al monarca.

El Renacimiento se presenta a sí mismo como la superación de la Edad Media que, consecuentemente, será condenada como una época oscura y negativa. El término humanista aplicado al Renacimiento, designa a toda persona que se dedica a las disciplinas de Trivium: gramática, dialéctica y retórica. La Edad Media se basaba en una visión teocéntrica de la realidad. A partir del Renacimiento antropocéntrica en la que el ser humano se entiende a sí mismo como responsable de su propio destino, sobre todo frente a la iglesia y la tradición.

Aparición de nuevas formas de interpretar el cristianismo. Verdadero sentido de las sagradas escrituras por la traducción a las distintas lenguas vernáculas para facilitar la comprensión del texto sagrado.

Se separan los poderes eclesiástico y civil y se crean los Estados nacionales que afirman que su autoridad no procede del papa. Se produce de este modo la aparición de una pluralidad de cristianismos y la formación de iglesias nacionales de acuerdo con la religión del rey, la religión de todo el estado.

La reforma protestante fue iniciada el año 1517 por Martín Lutero en Alemania. La versión calvinista del protestantismo pos Suiza, Francia y los Países Bajos. El anglicanismo será la iglesia de Inglaterra, en ella la máxima autoridad política y religiosa corresponden al rey.

Como respuesta a la Reforma, la iglesia católica emprendió una vuelta a las fuentes de su propia tradición, subrayando el papel dominante del clero y la jerarquía eclesiástica para obtener la correcta interpretación de las Escrituras. Este proceso de contrarreforma tendrá especial importancia en España, Portugal e Italia.


ü      3.2. La relación del empirismo y el racionalismo con la revolución científica.

Después de los descubrimientos científicos y geográficos del renacimiento, la concepción medieval del mundo se derrumbó. Sobre sus escombros se construyeron dos visiones, que pueden parecer opuestas, pero que resultaros complementarias para la transformación cultural que supuso la revolución científica de los siglos XVI y XVII: el racionalismo y el empirismo.

Los primeros trataron de basar la filosofía en la razón y estaban vinculados a las ciencias formales; los segundos en la experiencia y estaban vinculados a las ciencias empíricas. Es claro que los primeros se tenían que valer en primer lugar de la razón y los segundos de la experiencia, pero una no excluye a la otra, de hecho se necesitan mutuamente.

La revolución científica comenzó en el siglo XVI con la introducción del heliocentrismo como explicación astronómica. Esta teoría deslegitimó por completo el modelo aristotélico-medieval del universo y puso de manifiesto el hecho de que, si bien los sentido “observan” determinados fenómenos, es la razón la que aporta la explicación última del fenómeno en cuestión, Así, el movimiento del Sol en torno a la Tierra que aparentemente observamos, se explica, sin embargo, mediante un modelo planetario heliocéntrico.

Como consecuencia, en los siglos XVI y XVII la ciencia y especialmente la filosofía, se planteó un problema en torno al origen y valor del conocimiento en general y en torno a la correcta interpretación del método científico de investigación de la realidad en particular. Además, en estos siglos se produjo en la ciencia un enorme avance, que culminó en el siglo XVII con dos importantes consecuencias:

a)      El cálculo infinitesimal. Obra del gran matemático y filósofo racionalista Leibniz y del físico Isaac Newton. Ambos científicos llegaron al mismo descubrimiento y durante su vida se disputaron la paternidad del hallazgo.
b)      La geometría de René Descartes

Tanto el cálculo infinitesimal como la geometría constituyeron enormes avances para la matemática, que se aplicó como herramienta básica para el desarrollo de las otras ciencias. Así, la matemática se convirtió en ciencia modelo respecto de las demás por las garantías de exactitud y rigor que proporcionada.

Los defensores del racionalismo: Descartes, Spinoza y Leibniz. Se denomina racionalismo a la postura filosófica que mantiene que la razón humana como el único origen de nuestros conocimientos válidos;  el racionalismo, en principio, no acepta el conocimiento sensible, es decir, el adquirido por la experiencia, como científicamente válido.

Descartes se planteó el problema del conocimiento en la filosofía, tomando como modelo a imitar las matemáticas, que tan buenos resultados habían aportado a las ciencias.

Una de las ciencias que más avanzó y se desarrolló durante la revolución científica fue la mecánica, una parte de la física que estudia el movimiento. El científico inglés Isaac Newton fue quien dio el gran impulso a esta ciencia, enunciando las tres leyes de la mecánica que explican el movimiento de los cuerpos. Sin embargo, no pude decirse que la mecánica sea precisamente una ciencia enteramente racional, a pesar de que recurra al auxilio de las matemáticas. Las nociones en las que se funda la mecánica están recogidas directamente del conocimiento sensible y experimental; no puede, por lo tanto, negarse este tipo de conocimiento como un conocimiento válido para la ciencia, como pretendía el racionalismo.

Así, en los siglos XVII y XVIII hubo también toda una corriente de pensamiento denominada empirismo que define como único conocimiento válido aquel que alcanzan y se origina en los sentidos, ya que, según autores británicos como Locke y Hume, cualquier idea de carácter racional que nos formemos, si se analiza con detenimiento, nos muestra que, o bien procede de la experiencia, o bien de otras ideas que, a su vez tienen su origen en la experiencia. Por lo tanto, en última instancia, es la experiencia, esto es, el conocimiento sensible, y no la razón, la fuente de nuestros conocimientos.

ü      3.3. La duda metódica

Descartes, que admiraba las matemáticas, adquirió pronto el convencimiento de que todo conocimiento debía regirse por el procedimiento de las matemáticas. A partir de eso intenta encontrar un principio absolutamente garantizado e inmune a toda duda que sería el punto de partida en la edificación ordenada y metódica del saber, de acuerdo con unas reglas sencillas.

Este es el origen del método cartesiano, que consiste en unas reglas ciertas y fáciles gracias a las cuales nadie pudiera poner en duda lo verdadero.

En el discurso del método expone este método, que consta de cuatro reglas:

-Regla de la evidencia: solo será verdadero aquello que la mente tenga como evidente con claridad y distinción.
-Regla del análisis: al encontrarnos con algo complejo hay que dividirlo en la mayor cantidad de partes simples.
-Regla de la síntesis: recomponer por medio de la síntesis.
-Regla de la enumeración: revisar todo el proceso

El objetivo es, por tanto, un saber seguro y cierto construido por nuestra razón en el que podamos confiar más allá de toda duda.

En la búsqueda de esta verdad, Descartes utilizará la duda metódica, un método de acercamiento a la verdad. El objetivo de la duda es “rechazar como absolutamente falso todo aquello en lo que pudiera imaginar la más pequeña duda, para ver si después de esto quedaba algo entre mis creencias que fuese enteramente indubitable”.

En primer lugar, Descartes encuentra los sentidos que nos engañan y que, por tanto, no se puede confiar en ellos como fuente del conocimiento seguro y objetivo. Posteriormente, la realidad extramental, es decir, los sueños, que al estar en ellos no podemos diferenciar lo real de lo que no es real, por lo que podríamos estar sometidos a un continuo sueño que no nos dejara diferenciarla. Descartes encuentra un resto indubitable, algo de lo que no puede dudar. No puede eliminar la duda ni el acto de dudar el pensamiento. De aquí concluye Descartes su famosa afirmación “pienso luego existo”

También divide en tres las ideas: las adventicias que parecen provenir de la realidad exterior, las ficticias, que es una mezcla entre adventicias e innatas, y las innatas en las cuales aparecen Dios y las matemáticas. Descartes duda de estas matemáticas ya que, cuando nosotros pensamos “2+2=4” podría ser porque alguien de un intelecto superior, el genio maligo, mete en mi cabeza esa conclusión, pudiendo ser errónea.

Pero, si toda persona, creyente o no, define Dios como un ser perfecto y bondadoso, asumiendo esta perfección su existencia, no pude dejar que haya un genio maligno debido a su bondad, con lo cual, el genio maligno no existe. Si no existe el genio maligno, las matemáticas son verdaderas y también exactas, por lo que se convierten en base del conocimiento.


ü      3.4. Fenomenalismo y causalidad en Hume.

Según Hume, la metafísica se ocupa de cuestiones abstrusas, oscuras y complejas que nos conducen a la supresión, a una serie de ideas que, aunque aparentan ser racionales, no tienen un fundamento cognoscitivo válido en el que sustentarse.

Para Hume estas cuestiones abstrusas se corresponden con las ideas analizadas tradicionalmente por los filósofos racionalistas.

         La idea de causalidad afirma que la relación causa-efecto se puede conocer a priori porque existe una conexión necesaria entre ambos elementos.
         La idea de sustancia es innata para racionalistas, es intuitiva y evidente, pero no hallemos la impresión correspondiente a esta idea porque no existe nada que permanezca inalterable en el mundo exterior que captamos por los sentidos. Esta a su vez se divide en:
-       La idea del mundo que contiene los elementos externos a mi mente y solo es demostrable por la intervención de Dios.
-       La idea del yo o mente, como sustancia pensante en la que sustentan todos nuestros pensamiento
-       La idea de Dios, como idea innata que solo puede tener su origen en algo infinito.

La conexión causa-efecto es el fundamento de la ciencia y de todo nuestro conocimiento cotidiano. Siempre que se produzca una causa A se seguirá el efecto B; este proceso cognitivo tiene el problema de que acabamos asumiendo que existe una conexión necesaria (a priori) entre la causa y el efecto que nos lleva a suponer que el futuro será igual que el pasado.

Para Hume la idea de conexión necesaria entre causa y efecto es “oscura e incierta” pues no cumple el criterio fundamental para considerar verdadera: el tener una impresión que se corresponda con ella.

Surge la idea de de conexión necesaria entre dos fenómenos:


  1. Encontramos A y B como casos distintos, como fenómenos sucesivos en el tiempo.
  2. Además, vemos que A (causa) es anterior a B (efecto).
  3. También observamos que A y B aparecen unidos espacialmente.
  4. Finalmente, vemos que cuando sucede A ocurre también B.

Las consecuencias de esta crítica son fundamentales en el ámbito científico. La filosofía de Hume supone una profunda ruptura con el ideal griego que consideraba que la ciencia tenía un carácter universal y necesario. El hecho de que la conexión necesario causa-efecto sea producto de un hábito nos conduce al escepticismo y al relativismo. Ahora la necesidad y la universalidad se reducirán al ámbito de las ciencias formales, matemáticas y lógica, que se basan en las relaciones de ideas.

Este cambio conceptual será clave para el progreso de la ciencia. Esta no puede pretender tener un carácter invariable, sino probable; debe investigar incansablemente y ser sometida a la revisión. La ciencia se mueve en el marco de la creencia. A través de inferencias inductivas suponemos que un objeto que siempre ha precedido a otro, en circunstancias similares, producirá efectos similares. La ciencia puede justificar expectativas que se produzcan de experiencias bien fundadas; de aquí se concluye que las ciencias de la naturaleza (como la física) solo pueden formular leyes probables, pero nunca necesarias.



ü      3.5. La idea del “estado de naturaleza” como fundamento ideológico del nuevo estado burgués: la teoría del contrato social en Locke

En el contrato social de Hobbes, Thomas Hobbes, fundamentó el establecimiento libre entre los hombres, dotados por naturaleza de un poder libre y absoluto para preservar la propia vida, de un pacto o contrato social. Ante las dificultades para la conservación de la propia vida como consecuencia de la realidad de las relaciones recíprocas en el estado de naturaleza, marcadas por el ejército de la fuerza, por “la guerra de todos contra todos”, la ley natural lleva a buscar la paz y a garantizar la seguridad mediante el pacto o contrato de cada individuo con todos los demás que establece la autoridad común, la renuncia de todos a todo y la cesión de los propios derechos a favor de un tercero.

El pacto es definitivo e irrevocable e implica la cesión del propio poder al soberano, el cual pasa a ostentar el poder absoluto en todo lo relativo a la garantía de la paz y defensa común.

Tras la revolución gloriosa que ponía fin a la monarquía de los Estuardo, Locke publicó dos tratados sobe el gobierno en el que critica la teoría absolutista del derecho divino del monarca y formula su propia visión reformada, frete a Hobbes, de la teoría del estado de naturaleza del contrato o pacto social, de los derechos de Estado y de los ciudadanos.

Es la perspectiva liberal, frente al absolutismo hobbesiano.

El estado de naturaleza no posee, según Locke, los tonos sombríos y de guerra permanente entre los hombres que suponía Hobbes. El hombre es un animal social naturalmente y la razón enseña a los hombres que son todos iguales y libres por naturaleza, de suerte que nadie puede dañar a otro en su via, liberta o propiedad.

Nadie puede hacer de un semejante un medio e instrumento para sus propios fines. Bajo la enseñanza de la razón natural el estado de naturaleza originario no es un estado de guerra; pero la razón persuade a los hombres de que sus derechos naturales pueden quedar mejor salvamentados mediante el establecimiento, por contrato social entre todo, de la sociedad civil o comunidad política y de la autoridad del Estado.


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