ü 3.
Descartes, Locke y Hume y sus influencias.
René Descartes
René Descartes, un filósofo
nacido en Turena (1596-1659) fue enviado a uno de los colegios jesuitas más
famosos de Europa (La Fléche )
en donde los estudios que realizó le dejaron profundamente insatisfecho. Aunque
reconoce que tiene el mérito de agilizar el ingenio y el intelecto, “no nos enseñan a descubrir la verdad”
En 1618 se alista en el ejército
y el mismo año trabó amistad con el matemático Beckman, que le animó a estudiar
física. Un año más tarde, Descartes tiene tres sueños a través de los cuales
descubre “los fundamentos de una ciencia admirable” que será el punto de
arranque de su nuevo método. Poco después comienza un período de viajes que le
conducirán, entre otros lugares, a Italia, pero no conseguirá conocer a
Galileo, cuyas ideas compartía.
En 1628 se establece en Holanda,
donde permanece 20 años. En este periodo escribió y publicó sus obras más
importantes.
En Descartes influyeron los filósofos Platón y San Agustín, todos ellos amantes de las matemáticas, además de la influencia que ejerció sobre él sus estudios realizados en el colegio la Fléche.
A su vez, Descartes, ejerce una gran influencia sobre la filosofía posterior ya que es considerado el padre de la filosofía moderna. Algunos de estos filósofos sobre los que ejerce su influencia son, de una forma indirecta, Hume, ya que este también estudió en La Fléche donde se estudiaba el método cartesiano, y de forma directa sobre los filósofos Leibniz, Kant, Hegel y Spinoza.
John Locke
Filósofo inglés (1632-1704).
Militó en el partido liberal y su oposición al absolutismo de los Estuardo le
obligó a exiliarse en Francia y en los Países Bajos. Regresó a Inglaterra en
1689 al producirse el triunfo de Guillermo de Orange como resultado del éxito
de la “revolución gloriosa” de 1688 denominada así por su carácter incruento
que tuvo como resultado final la instauración de un régimen monárquico
constitucional.
Construyó una moral caracterizada
por su tolerancia y desarrolló unas ideas políticas en cuyo centro se encuentra
el individuo cuyas libertades de expresión, de reunión, de movimiento y sobre
todo económicas, definen un derecho sagrado y natural otorgando al Estado
únicamente la función de servirle y velar por su bienestar.
Su pensamiento político sentó las
bases del liberalismo moderado.
Locke recibe influencias de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, pero sobretodo de Descartes, ya que a través de la lectura de su filosofía despierta su interés por esta, aunque su pensamiento se aporta del racionalismo cartesiano para dar lugar a una nueva teoría filosófica, el empirismo. También podríamos decir que el físico Robert Boyle, además de la influencia que ejerce sobre Newton, ejerció una notable influencia sobre Locke.
Su influencia recaerá posteriormente en prácticamente todo el empirismo posterior y su influencia en la filosofía moderna puede ser considerada como muy importante.
David Hume
Nació en Edimburgo (1711-1776) y
su familia pertenecía a la pequeña nobleza. Su padre quería que se dedicase a
la abogacía pero Hume prefería la literatura y la filosofía y, con 18 años, se
marchó a Francia a estudiar en el colegio jesuita La Fléche , donde había sido
alumno de Descartes y que se había convertido en un centro de estudios
cartesianos. Allí, experimentará una poderosa intuición que revelará a su mente
una nueva visión filosófica, una nueva ciencia de la naturaleza humana. A raíz
de esta experiencia comenzará a escribir el tratado
de la naturaleza humana, donde se propone crear un nuevo sistema de las
ciencias.
Fue rechazado dos veces por la Universidad de
Edimburgo, debido a las ideas escépticas
y ateas experimentadas en el tratado. Decidió dedicarse a la política y
formó parte de diversas empresas diplomáticas.
Hume recibe la influencia de Aristóteles y comparte el pensamiento de Locke, pero rechaza el término “ideas” para referirse a todo lo que conocemos. También recibe influencias de otros empiristas como Berkeley, y de algunos ilustrados, como Voltaire y Rosseau. Sobre Hume también deje huella Newton, que se considera a sí mismo como “el Newton del orden moral”.
La influencia que ejerce en la filosofía occidental fue muy importante. Un ejemplo es Kant, quien afirmó que Hume lo había despertado de su “sueño dogmático”. Otros filósofos posteriores sobre los que ejercicio influencia son Marx y Nietzsche.
ü 3. 1.
Renacimiento y reforma.
El renacimiento es una época de transición entre la
Edad Media y la Edad Moderna. Algunos
historiadores acostumbran a fijar su comienzo en 1453, cuando Constantinopla es
conquistada por los turcos; otros en 1492, cuando los españoles descubren
América.
Las innovaciones tecnológicas desempeñaron un papel esencial en esta
transición histórica. En particular cuatro de ellas, todas con precedentes
orientales: el compás magnético, la pólvora, el reloj mecánico y la imprenta,
que produce un fabuloso aumento del conocimiento, poniendo las obras de los
clásicos a disposición de un público más amplio. De este modo, se produce una secularización de la cultura, que
abandona progresivamente el latín, la lengua de la iglesia, para transmitirse
en libros que utilizan las lenguas propias de cada país.
Además, el desarrollo económico
favorece la consolidación de la burguesía,
que había aparecido ya en el siglo XII, pero ahora, en los siglos XV y XVI,
aumenta su capacidad financiera hasta convertirse en la propietaria de los
negocios bancarios que financian las aventuras militares de las grandes
monarquías europeas. Este nuevo panorama económico desencadenará un cambio en
la distribución social del poder político que dará lugar a la aparición de los
parlamentos como institución encargada de exigir cuentas al monarca.
El Renacimiento se presenta a sí
mismo como la superación de la Edad Media
que, consecuentemente, será condenada como una época oscura y negativa. El
término humanista aplicado al
Renacimiento, designa a toda persona que se dedica a las disciplinas de Trivium: gramática, dialéctica y
retórica. La Edad Media
se basaba en una visión teocéntrica de la realidad. A partir del Renacimiento
antropocéntrica en la que el ser humano se entiende a sí mismo como responsable
de su propio destino, sobre todo frente a la iglesia y la tradición.
Aparición de nuevas formas de interpretar el cristianismo. Verdadero sentido de
las sagradas escrituras por la traducción a las distintas lenguas vernáculas
para facilitar la comprensión del texto sagrado.
Se separan los poderes
eclesiástico y civil y se crean los Estados nacionales que afirman que su
autoridad no procede del papa. Se produce de este modo la aparición de una
pluralidad de cristianismos y la formación de iglesias nacionales de acuerdo
con la religión del rey, la religión de todo el estado.
La reforma protestante fue iniciada el año 1517 por Martín Lutero en
Alemania. La versión calvinista del protestantismo pos Suiza, Francia y los Países
Bajos. El anglicanismo será la iglesia de Inglaterra, en ella la máxima
autoridad política y religiosa corresponden al rey.
Como respuesta a la Reforma , la iglesia
católica emprendió una vuelta a las fuentes de su propia tradición, subrayando
el papel dominante del clero y la jerarquía eclesiástica para obtener la
correcta interpretación de las Escrituras. Este proceso de contrarreforma
tendrá especial importancia en España, Portugal e Italia.
ü 3.2. La relación del empirismo y el racionalismo con
la revolución científica.
Después de los descubrimientos
científicos y geográficos del renacimiento, la concepción medieval del mundo se
derrumbó. Sobre sus escombros se construyeron dos visiones, que pueden parecer
opuestas, pero que resultaros complementarias para la transformación cultural
que supuso la revolución científica de los siglos XVI y XVII: el racionalismo y el empirismo.
Los primeros trataron de basar la
filosofía en la razón y estaban vinculados a las ciencias formales; los segundos en la experiencia y estaban
vinculados a las ciencias empíricas. Es
claro que los primeros se tenían que valer en primer lugar de la razón y los
segundos de la experiencia, pero una no excluye a la otra, de hecho se
necesitan mutuamente.
La revolución científica comenzó en el siglo XVI con la
introducción del heliocentrismo como explicación astronómica. Esta teoría
deslegitimó por completo el modelo aristotélico-medieval del universo y puso de
manifiesto el hecho de que, si bien los sentido “observan” determinados
fenómenos, es la razón la que aporta la explicación última del fenómeno en
cuestión, Así, el movimiento del Sol en torno a la Tierra que aparentemente
observamos, se explica, sin embargo, mediante un modelo planetario
heliocéntrico.
Como consecuencia, en los siglos
XVI y XVII la ciencia y especialmente la filosofía, se planteó un problema en
torno al origen y valor del conocimiento en general y en torno a la correcta
interpretación del método científico de
investigación de la realidad en particular. Además, en estos siglos se
produjo en la ciencia un enorme avance, que culminó en el siglo XVII con dos
importantes consecuencias:
a)
El cálculo infinitesimal. Obra del gran matemático y
filósofo racionalista Leibniz y del
físico Isaac Newton. Ambos
científicos llegaron al mismo descubrimiento y durante su vida se disputaron la
paternidad del hallazgo.
b)
La geometría de René Descartes
Tanto el cálculo infinitesimal
como la geometría constituyeron enormes avances para la matemática, que se
aplicó como herramienta básica para el desarrollo de las otras ciencias. Así,
la matemática se convirtió en ciencia modelo respecto de las demás por las
garantías de exactitud y rigor que proporcionada.
Los defensores del racionalismo:
Descartes, Spinoza y Leibniz. Se denomina racionalismo a la postura filosófica
que mantiene que la razón humana como el único origen de nuestros conocimientos
válidos; el racionalismo, en principio,
no acepta el conocimiento sensible, es decir, el adquirido por la experiencia,
como científicamente válido.
Descartes se planteó el problema del conocimiento en la filosofía, tomando como modelo a imitar las
matemáticas, que tan buenos resultados habían aportado a las ciencias.
Una de las ciencias que más
avanzó y se desarrolló durante la revolución científica fue la mecánica, una
parte de la física que estudia el movimiento. El científico inglés Isaac Newton
fue quien dio el gran impulso a esta ciencia, enunciando las tres leyes de la
mecánica que explican el movimiento de los cuerpos. Sin embargo, no pude
decirse que la mecánica sea precisamente una ciencia enteramente racional, a
pesar de que recurra al auxilio de las matemáticas. Las nociones en las que se
funda la mecánica están recogidas directamente del conocimiento sensible y
experimental; no puede, por lo tanto, negarse este tipo de conocimiento como un
conocimiento válido para la ciencia, como pretendía el racionalismo.
Así, en los siglos XVII y XVIII
hubo también toda una corriente de pensamiento denominada empirismo que define
como único conocimiento válido aquel que alcanzan y se origina en los sentidos,
ya que, según autores británicos como Locke y Hume, cualquier idea de carácter
racional que nos formemos, si se analiza con detenimiento, nos muestra que, o
bien procede de la experiencia, o bien de otras ideas que, a su vez tienen su
origen en la experiencia. Por lo tanto, en última instancia, es la experiencia,
esto es, el conocimiento sensible, y no la razón, la fuente de nuestros
conocimientos.
ü
3.3. La duda metódica
Descartes, que admiraba las
matemáticas, adquirió pronto el convencimiento de que todo conocimiento debía
regirse por el procedimiento de las matemáticas. A partir de eso intenta
encontrar un principio absolutamente garantizado e inmune a toda duda que sería
el punto de partida en la edificación ordenada y metódica del saber, de acuerdo
con unas reglas sencillas.
Este es el origen del método
cartesiano, que consiste en unas reglas ciertas y fáciles gracias a las cuales
nadie pudiera poner en duda lo verdadero.
En el discurso del método expone este método, que consta de cuatro
reglas:
-Regla de la evidencia: solo será verdadero aquello que la mente tenga como
evidente con claridad y distinción.
-Regla del análisis: al encontrarnos con algo complejo hay que dividirlo en la
mayor cantidad de partes simples.
-Regla de la síntesis: recomponer por medio de la síntesis.
-Regla de la enumeración: revisar todo el proceso
El objetivo es, por tanto, un
saber seguro y cierto construido por nuestra razón en el que podamos confiar
más allá de toda duda.
En la búsqueda de esta verdad,
Descartes utilizará la duda metódica, un método de acercamiento a la verdad. El
objetivo de la duda es “rechazar como absolutamente falso todo aquello en lo
que pudiera imaginar la más pequeña duda, para ver si después de esto quedaba
algo entre mis creencias que fuese enteramente indubitable”.
En primer lugar, Descartes
encuentra los sentidos que nos engañan y que, por tanto, no se puede confiar en
ellos como fuente del conocimiento seguro y objetivo. Posteriormente, la
realidad extramental, es decir, los sueños, que al estar en ellos no podemos
diferenciar lo real de lo que no es real, por lo que podríamos estar sometidos
a un continuo sueño que no nos dejara diferenciarla. Descartes encuentra un
resto indubitable, algo de lo que no puede dudar. No puede eliminar la duda ni
el acto de dudar el pensamiento. De aquí concluye Descartes su famosa
afirmación “pienso luego existo”
También divide en tres las ideas:
las adventicias que parecen provenir de la realidad exterior, las ficticias,
que es una mezcla entre adventicias e innatas, y las innatas en las cuales
aparecen Dios y las matemáticas. Descartes duda de estas matemáticas ya que,
cuando nosotros pensamos “2+2=4” podría ser porque alguien de un intelecto
superior, el genio maligo, mete en mi cabeza esa conclusión, pudiendo ser
errónea.
Pero, si toda persona, creyente o
no, define Dios como un ser perfecto y bondadoso, asumiendo esta perfección su
existencia, no pude dejar que haya un genio maligno debido a su bondad, con lo
cual, el genio maligno no existe. Si no existe el genio maligno, las
matemáticas son verdaderas y también exactas, por lo que se convierten en base
del conocimiento.
ü 3.4. Fenomenalismo
y causalidad en Hume.
Según Hume, la metafísica se
ocupa de cuestiones abstrusas, oscuras y complejas que nos conducen a la
supresión, a una serie de ideas que, aunque aparentan ser racionales, no tienen
un fundamento cognoscitivo válido en el que sustentarse.
Para Hume estas cuestiones
abstrusas se corresponden con las ideas analizadas tradicionalmente por los
filósofos racionalistas.
La idea de causalidad
afirma que la relación causa-efecto se puede conocer a priori porque existe
una conexión necesaria entre ambos elementos.
La idea de sustancia
es innata para racionalistas, es intuitiva y evidente, pero no hallemos la
impresión correspondiente a esta idea porque no existe nada que permanezca
inalterable en el mundo exterior que captamos por los sentidos. Esta a su vez
se divide en:
-
La idea del mundo
que contiene los elementos externos a mi mente y solo es demostrable por la
intervención de Dios.
-
La idea del yo
o mente, como sustancia pensante en la que sustentan todos nuestros
pensamiento
-
La idea de Dios,
como idea innata que solo puede tener su origen en algo infinito.
La conexión causa-efecto es el fundamento de la ciencia y de todo
nuestro conocimiento cotidiano. Siempre que se produzca una causa A se seguirá
el efecto B; este proceso cognitivo tiene el problema de que acabamos asumiendo
que existe una conexión necesaria (a priori) entre la causa y el efecto que nos lleva a suponer que el futuro será
igual que el pasado.
Para Hume la idea de conexión
necesaria entre causa y efecto es “oscura e incierta” pues no cumple el
criterio fundamental para considerar verdadera: el tener una impresión que se
corresponda con ella.
Surge la idea de de conexión
necesaria entre dos fenómenos:
- Encontramos A y B como casos distintos, como fenómenos sucesivos en el tiempo.
- Además, vemos que A (causa) es anterior a B (efecto).
- También observamos que A y B aparecen unidos espacialmente.
- Finalmente, vemos que cuando sucede A ocurre también B.
Las consecuencias de esta crítica son fundamentales en el ámbito científico. La filosofía de Hume
supone una profunda ruptura con el ideal griego que consideraba que la ciencia
tenía un carácter universal y necesario. El hecho de que la conexión necesario
causa-efecto sea producto de un hábito nos conduce al escepticismo y al relativismo. Ahora la necesidad y la
universalidad se reducirán al ámbito de las ciencias formales, matemáticas y
lógica, que se basan en las relaciones de ideas.
Este cambio conceptual será clave
para el progreso de la ciencia. Esta no puede pretender tener un carácter
invariable, sino probable; debe investigar incansablemente y ser sometida a la
revisión. La ciencia se mueve en el
marco de la creencia. A través de inferencias inductivas suponemos que un
objeto que siempre ha precedido a otro, en circunstancias similares, producirá
efectos similares. La ciencia puede justificar expectativas que se produzcan de
experiencias bien fundadas; de aquí se concluye que las ciencias de la naturaleza (como la física) solo pueden formular
leyes probables, pero nunca necesarias.
ü
3.5. La idea del “estado de naturaleza” como
fundamento ideológico del nuevo estado burgués: la teoría del contrato social
en Locke
En el contrato social de Hobbes, Thomas Hobbes, fundamentó el
establecimiento libre entre los hombres, dotados por naturaleza de un poder
libre y absoluto para preservar la propia vida, de un pacto o contrato social. Ante las dificultades para la conservación
de la propia vida como consecuencia de la realidad de las relaciones recíprocas
en el estado de naturaleza, marcadas por el ejército de la fuerza, por “la guerra de todos contra todos”, la
ley natural lleva a buscar la paz y a garantizar la seguridad mediante el pacto
o contrato de cada individuo con todos los demás que establece la autoridad
común, la renuncia de todos a todo y la cesión
de los propios derechos a favor de un tercero.
El pacto es definitivo e
irrevocable e implica la cesión del propio poder al soberano, el cual pasa a ostentar el poder absoluto en
todo lo relativo a la garantía de la paz y defensa común.
Tras la revolución gloriosa que ponía fin a la monarquía de los Estuardo,
Locke publicó dos tratados sobe el
gobierno en el que critica la teoría
absolutista del derecho divino del monarca y formula su propia visión
reformada, frete a Hobbes, de la teoría del estado de naturaleza del contrato o
pacto social, de los derechos de Estado y de los ciudadanos.
Es la perspectiva liberal, frente al absolutismo hobbesiano.
El estado de naturaleza no posee,
según Locke, los tonos sombríos y de guerra permanente entre los hombres que
suponía Hobbes. El hombre es un animal
social naturalmente y la razón enseña a los hombres que son todos iguales y libres por naturaleza,
de suerte que nadie puede dañar a otro en su via, liberta o propiedad.
Nadie puede hacer de un semejante
un medio e instrumento para sus propios fines. Bajo la enseñanza de la razón
natural el estado de naturaleza originario no es un estado de guerra; pero la
razón persuade a los hombres de que sus derechos naturales pueden quedar mejor
salvamentados mediante el establecimiento, por contrato social entre todo, de
la sociedad civil o comunidad política y de la autoridad del Estado.
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